Hace varias semanas publicamos en el blog de Camilo Jiménez un comentario sobre Somerset Maugham, en el cual citaba un pasaje famoso de su obra (de Maugham) dramática Sheppey. Camilo contestó entonces que quizá Somerset Maugham se había inspirado en un cuento de Las Mil y una noches. El doctor Calle, con su acostumbrada gentileza, nos explicó de dónde venía la cosa, y parece que la sarta de plagios es bien larga. El texto de Somerset Maugham:
Dice la Muerte: Había en Bagdad un mercader que envió a su criado al mercado a comprar provisiones, y al rato el criado regresó pálido y tembloroso y dijo: Señor, cuando estaba en la plaza de mercado una mujer me hizo muecas entre la multitud y cuando me volví pude ver que era la Muerte. Me miró y me hizo un gesto de amenaza; por eso quiero que me prestes tu caballo para irme de la ciudad y escapar a mi sino. Me iré para Samarra y allí la Muerte no me encontrará. El mercader le prestó su caballo y el sirviente montó en él y le clavó las espuelas en los flancos y huyó a todo galope. Después el mercader se fue para la plaza y me vio entre la muchedumbre y se me acercó y dijo: ¿Por qué amenazaste a mi criado cuando lo viste esta mañana? No fue un gesto de amenaza, le dije, sino un impulso de sorpresa. Me asombró verlo aquí en Bagdad, porque tengo una cita con él esta noche en Samarra.
La misma historia aparece en la compilación de Borges y Bioy Casares, Cuentos breves y extraordinarios, atribuida a Jean Cocteau y tomada del libro Le Grand Écart. La historia de Cocteau:
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
—¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
—Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
—No fue un gesto de amenaza —le responde— sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.
Aquí no acaba la cosa. La historia aparece también en un libro de relatos de Bernardo Atxaga, Obabakoak. Y aparece también en uno de García Márquez, Cómo se cuenta un cuento:
El criado llega aterrorizado a casa de su amo.
—Señor —dice— he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.
El amo le da un caballo y dinero, y le dice:
—Huye a Samarra.
El criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se encuentra la Muerte en el mercado.
—Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza —dice.
—No era de amenaza —responde la Muerte— sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo que recogerlo allá.
El poeta holandés Pieter van Eyck, por su parte, publicó la historia como si fuera un poema suyo. Cuenta Raúl Rossetti: “El sábado 10 de junio de 1995, apareció en el periódico holandés TROUW, un extenso artículo firmado por el escritor Herman Franke, destinado a dilucidar la autenticidad del famoso poema de Pieter van Eyck (1887-1954) titulado El Jardinero y la Muerte. Se trata de un poema sumamente popular en Holanda y algunas estrofas se pueden ver reproducidas en salas de esperas y otros lugares públicos, siendo su tema algo sumamente apreciado para la mentalidad calvinista, sostenida por el alto valor de la predestinación”. El artículo de Franke sirvió para hacer caer una buena cantidad de pantano –mezclado con otras cosas que no mencionamos por decencia— sobre la tumba de Pieter van Eyck.
El autor original (¿?) de la historia es el poeta persa Yalal Al-Din Rumi, del siglo XIII.
A nosotros, pues, la disculpita de la intertextualidad nos sabe a lo que iba mezclado con el pantano que llovió sobre la nuca pelada y fría de van Eyck. ¿Afea el estilo de un autor poner simplemente “como en la hermosa historia del poeta sufí”? Nos van a perdonar, tracamandada de caballeros.
La mayor parte de los datos los tomamos del blog de José Luis Rodríguez Pittí.
Nota de Raúl Rosseti: http://www.desk.nl/~sur/00surroseti.html
Página de José Luis Rodríguez Pittí: http://www.minitextos.org/2007/12/salomn-y-azrael-minipresentacin-edicin.html
3 comentarios:
Al fin algo de luz, porque la verdad, la historia es tan bella, tan evocadora, tan tremebunda que uno la ha leído en varias partes, con variaciones. Pero sí tenía toda la pinta de ser oriental. Al doctor Calle, como siempre, mis respetos y mi agradecimiento.
Tracamandada de copietas.
Frase en su mayoría tomada de nosvaperdonar
esa palabra "tracamandada" ¿de dónde salio? yo había oído tracamanada.
ve, y alguien ha oido una palabra que me dijo mi asistente que le dijo un profesor de protocolo en comunicación social: conferenzal (o será con S) que se supone es quien asiste a una conferencia.
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