jueves, 3 de abril de 2008

Cacha: poesía empaquetada en picapedrero

En Pensilvania, Caldas, hay un picapedrero que también es loca, y retardado. Le dicen Cacha. Una vez, monté un bar con un amigo, y se me ocurrió que Cacha podría ser un estupendo mesero. Lo contratamos pues, le compramos un vestido con corbatín y lo aleccionamos diciéndole que se esmerara en atender a los clientes con mucha elegancia. Entró la primera pareja, la prueba de fuego para Cacha. Se acercó ceremoniosamente a la mesa, puso sus enormes manos en la cintura, ladeó un poco la cabeza y, con una voz delgadita y maricona, le preguntó a la chica: “¿Qué deseas de bogar?”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

jijiji

Anónimo dijo...

Sin duda al seguir efectuando sus labores, Lalo realizó salidas del mismo tenor.

Camilo Jiménez dijo...

La anécdota es simpática y me gusta mucho. Pero lo que más me gusta es que este blog resucitó de entre los muertos.

Anónimo dijo...

Me dieron ganas de ir a conocer a Cacha y todo, dicen que la carretera manizales-pensilvania es espantosa, pero a lo mejor vale la pena. Muy vacana la historia.