viernes, 16 de noviembre de 2007

Más allá del perdón: Thomas Hobbes

Si uno no sabe nada de historia de las ideas, ni de historia de ninguna clase, no importa. El libro se deja leer mejor que muchas obras contemporáneas de cualquier disciplina. Se puede leer incluso con más agrado que muchas novelas. Hobbes es un pensador en todo el sentido clásico de la palabra: dice cosas interesantes y legibles en filosofía, física, política, sociología, antropología y un largo etcétera. Hay pasajes que parecen de lexicógrafo; otros de la mejor literatura. Hay capítulos que parecen escritos por Jack London o Rudyard Kipling; y otros que recuerdan la minuciosidad de Aristóteles o el vuelo especulativo de Platón. Una summa del horror, el orden, la bestialidad, el caos; de lo peor y lo mejor de la naturaleza humana. Las cualidades de Hobbes como escritor son casi todas: claro, penetrante, conminatorio, original y, cosa rara en un filósofo, una maestría difícil de alcanzar en la colocación de adjetivos. Sólo conozco unos cuantos casos comparables: Faulkner, Onetti y García Márquez. Estos tres son maestros reconocidos en la utilización de tríadas. Pues bien, échele una mirada a este cuarteto de Hobbes: “Y la vida del hombre es solitaria, corta, brutal y miserable”. A los amantes del escarnio les recuerdo que el libro fue prohibido y quemado; a los recatados, que es un pilar del pensamiento conservador. No me imagino qué más puede pedírsele a un libro.

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