Un maravilloso libro llamado Conflictos morales y derechos humanos en Colombia (Centro Editorial de la Universidad de Caldas, 2007) nos da una clara ilustración de cómo se puede regar tinta a dos manos sin decir absolutamente nada. El autor, Carlos Eduardo Rojas Rojas, sociólogo y magíster en filosofía, es docente de la Universidad de Caldas. He aquí su perla:
Un criterio para distinguir lo correcto e incorrecto
La descripción de las concepciones morales de los sectores directamente involucrados en la llamada limpieza social me permitió esclarecer que es posible esgrimir argumentos a favor y en contra de cada una de ellas hasta el punto de llegar a la situación de no poder establecer claramente qué es lo bueno y qué lo malo, pues todo depende del ángulo desde dónde se le mire (página 93).
viernes, 16 de noviembre de 2007
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15 comentarios:
Entro por primera vez a este blog y me encuentro con esa joyita del sociólogo y maestro en filosofía... sin palabras!!!! Un maestro!!! Con el perdón de los señores sin pagar los derechos por el descubrimiento lo voy a copiar y en algún momento lo fusilaré...
Perdonada. Ni más faltaba, estas joyas de la sabiduría son para difundirlas; para que nadie se las pierda; para lección de las generaciones futuras.
Debió haber hecho su mayister con doña Silvia Kristeva...seguro alabó o alabaría la transperencia del Dr. Rojas.
Carlos Eduardo es de los que pone "se deberá considerar apropiado desde un punto de vista moral o ético, en el caso del César, proporcionar a este potentado todos aquellos objetos y materiales de cualquier tipo o carácter en que pueda comprobarse que su fuente original sea del dominio del citado", en lugar de poner "dad al César lo que es del César". Como diría su querido maestro Darío alias "Echandía", querido Pablo, "después dicen que el hijueputa es uno".
Lucaz: la señora del galimatías se llama Julia, no Silvia. Aunque con tanto enredo uno ya ni sabe.
Querido Camilo: gracias por la frase, ¡qué frase! El gran Antonio Machado ponía el siguiente ejemplo: puedes descubrir el talante de un hombre con sólo darle a elegir entre: "los eventos consuetudinarios que acaecen en la rúa" y "lo que pasa en la calle". Fácil, sin pruebas psicotécnicas ni nada por el estilo. Con esa simple elección ya podrás saber quién es el hijueputa.
En Divertimento sobre la postoscuridad, un ensayo de Héctor Abad que aparece en "Las formas de la pereza", el escritor antioqueño nos regala varios ejemplos de cómo se puede "regar tinta sin decir absolutamente nada". Te dejo este, querido Pablo, pa' que juzgués vos quién es el hijueputa: "El ámbito de la organicidad, acaso como resultado de un intercambio mediático no reducido a su linealidad teórica, conduce a la exaltación de todo aquello que, despojado de toda corporeidad, sinonimiza conceptos como caducidad, tecnicidad y recuperación de los enclaves dinámicos". (Y dice don Héctor que eso apareció en una revista colombiana. ¡Yo no sé!).
Yo soy de los que creen que todos los días uno encuentra palabrerías que no dicen nada en las noticias de la radio, la televisión, la prensa y el internet. SObre todo, por ahí también cabe clasificar las cosas obvias como:
"Así las cosas, en El Campín contra los albicelestes, posiblemente se verá a un equipo colombiano muy agresivo en la marca, rápido para salir al ataque, obligado a tener la pelota la mayor parte del tiempo y en la búsqueda constante del factor sorpresa".
Y se atreven a escribir "posiblemente"...
Camilo, es una lástima que esos dos libritos blancos de doña Julia ya no estén en Exopotomia la librería de la BLAA, era muy divertido abrirlos en cualquier página y leer ese sartal de disparates incomprensibles. A propósito, Exopotamia se llama así por que los precios son exorbitantes y los que atienden son unos posudos impotables.
Debido a confusiones molestas por partes de mis colegas en la Universidad de Caldas, yo, Pablo R. Arango, mayor de edad, hombre probo, casado y padre de familia, declaro solemnemente que esta vez el descubrimiento del agua tibia le correspondió al hijueputa de Carlos A. He dicho.
Apliquemos eso de "al César...": la frase no es mía, no se me ocurriría escribir una cosa así ni charlando. La tomé de "El libro y sus orillas", de Roberto Zavala Ruiz, editado por la UNAM creo que en 1994.
Y sí, Franco, el ensayo de Abad es buenísimo, como los demás incluidos en "Las formas de la pereza".
Hombre Lucaz, la verdad, no me parece tan divertido. Me los tuve que mamar durante mis estudios de literatura, y "chau que te vi, miserable juliakristeva; te deberían meter a la cárcel por cantinflera (con el perdón de cantinflas)".
Ay Camilo, y yo que vivía aburrido por haberme tenido que mamar los Gundrise (como se escriba, aunque tiene partes divertidas) y a David Ricardo, creo que si hubiera elegido literatura no hubiera sobrevivido a semejante morralla..
Usted ya eligió literatura aunque sea economista, Lucaz.
En esta época posmoderna, lo más brillante del señor Rojas es haber aprendido a contextualizar, de una manera tan profunda, esas bellas palabras de la Chimoltrufia: "es que no es una cosa ni la otra, sino, todo lo contrario ¿Tengo o no tengo razón?". Un progreso para el pensamiento latinoamericano.
Franco, te tengo uno mejor de Héctor Abad: "Hay una tira cómica en la que Justo y Franco pasan al frente a una guardería infantil en cuya puerta hay un cartel que dice: "lección de hoy: habilidad de comunicación no verbal con énfasis de poner fin en forma simbólica y formal a una relación personal en progreso por mrdio de normas semánticas gestuales". Justo le explica al otro: " Quiere decir que les están enseñando a los niños a decir adiós con las manos". Apuesto que aun sin la explicación, el doctor Rojas hubiéra pagado por semejante curso.
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