Este difícil libro busca, entre otras cosas, construir una visión de nosotros mismos en la cual somos más parecidos a los montones de arena que a las almas inmortales que ciertas tradiciones religiosas nos dicen que somos. La tesis de Parfit es que, desde el punto de vista metafísico, no hay una diferencia sustancial entre una persona y un hatajo azaroso de recuerdos, dolores y alegrías. En un pasaje en el que compara su posición con la del budismo, hace la siguiente cita de un escrito de Vatsiputriya:
…Aquí no hay ningún ser humano que se pueda encontrar.
Porque está vacío y simplemente fabricado como una muñeca,
Nada más que sufrimiento apilado como hierba y leña.
Una de las conclusiones sorprendentes del análisis de Parfit es que hay casos en los cuales no existe una respuesta objetivamente correcta a la pregunta de si soy la misma persona que un ser humano pasado o futuro. En otras palabras, no en todas las situaciones resulta verdadero que Ud. existe o que no existe. Aún más, la teoría de Parfit implica que uno puede morir incluso antes de que su cuerpo muera. ¿Qué puede importar todo esto? A pesar de que Parfit adelanta su propia teoría, creo que la mejor respuesta está en una de las citas que hace de Solzhenitsyn: “Innokenty sintió lástima de ella y aceptó venir… Sintió lástima, no por la esposa con la que vivía, sino por la muchacha rubia de los tirabuzones cayéndole sobre los hombros, la muchacha que había conocido en el décimo curso”. Parfit comenta: “el objeto de nuestras emociones puede que no sea otra persona intemporalmente considerada, sino otra persona durante un período de su vida”.
Derek Parfit, Razones y personas, Editorial Antonio Machado, 2005.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
¿Y la traducción al español? Porque yo ese idioma no lo entiendo...
Parfit no existía para mí antes de este comentario. Apenas termine de escribir esto lo voy a olvidar. Me parece una decisión de justicia para su tesis, para su libro. Creo.
Franco: ahí tenés la traducción, y gratis, de nuestro querido Camilo.
Publicar un comentario